William Eggleston

William Eggleston es considerado una de las figuras clave en la evolución y reconocimiento artístico de la fotografía en color

Nació en Memphis (Tennessee) en 1939. En sus primeros años se interesó por la electrónica, el arte y la música. Tras cursar la secundaria en la Webb School (donde las actividades artísticas ocupaban una posición muy residual), ingresó en la Universidad de Vanderbilt.

Allí se decidió por la fotografía y se compró su primera cámara.

Eggleston realizó sus primeros trabajos en blanco y negro, muy influido en un principio por maestros como Henri Cartier-Bresson, Robert Frank y Walker Evans. 

Fue en 1965 cuando se decidió a experimentar con la fotografía a color y lo hizo aproximándose a las escenas y situaciones de la vida real con un enfoque radicalmente novedoso, ajeno a los prejuicios artísticos de la época. 

Inicialmente su obra pasó desapercibida hasta que en 1969 John Szarkowski la descubrió y quedó tan impresionado que le sugirió al comité fotográfico del Museo de Arte Moderno de Nueva York que adquiriera algunas de sus fotografías. 

A principios de la década de 1970, Eggleston descubrió que imprimir con el proceso de transferencia de tinte (una práctica común en la publicidad de alto nivel) le permitiría controlar los colores de sus fotografías y, por lo tanto, realzar su efecto. 

Entre sus primeras fotografías en emplear la técnica se encuentran una imagen cruda de una bombilla desnuda fijada a un techo rojo sangre (1973) y las recopiladas en 14 Pictures (1974), su primer portafolio publicado.

William Eggleston
 14 Pictures (1974)
William Eggleston
1973

Habiendo recibido una beca Guggenheim en 1974, Eggleston recibió un impulso adicional en su carrera dos años más tarde con una exposición individual en el Museo de Arte Moderno de la ciudad de Nueva York . (Su curador, John Szarkowski , se interesó en el trabajo de Eggleston al conocerlo casi una década antes). 

El espectáculo provocó la hostilidad de algunos críticos, en particular Hilton Kramer, quien consideró que las imágenes instantáneas eran banales y carentes de arte. 

Otros espectadores, sin embargo, encontraron que los matices intensamente saturados y las sorprendentes perspectivas de Eggleston imbuían una cualidad siniestra o onírica a sus apariencias aparentemente mundanas.

Gracias a esta exposición conoció a Viva, Janet Susan Mary Hoffmann, una de las estrellas de la entonces rutilante galaxia de Andy Wharhol, con quien mantuvo una larga relación. 

Así fue como se introdujo en los ambientes del pop-art y como comenzó a difundir su teoría llamada Democratic Camera, según la cual cualquier cosa, por banal que nos pueda parecer, puede quedar perfectamente representada por la óptica de una cámara. Una idea nueva y arriesgada  por aquel entonces que Szarkowski defendería en el catálogo de la exposición con estas palabras:

«Eggleston… nos muestra imágenes de tíos, primos y amigos, de casas en el vecindario y vecindarios próximos, de calles locales y carreteras secundarias, souvenirs extraños, todos ellos aparecen no como podrían hacerlo en un documento social sino como en un diario, donde los significados importantes no son públicos y generales sino privados y secretos»

En cualquier caso la «democrática» filosofía visual de Eggleston, se ha consolidado a lo largo de las últimas décadas como una de las claves en la evolución de la fotografía contemporánea, no sólo en el tratamiento del color como señalan todas las reseñas que de su obra se hacen, sino también en un nuevo enfoque de la semántica visual, abordando los significados de las imágenes propuestas con una radical modernidad que ha calado y está presente en la obra de muchos de los mejores fotógrafos contemporáneos. 

El color, a pesar de haber sido utilizado en los inicios de la fotografía, siempre había sido tachado de impostura, de una añadidura innecesaria para documentar los hechos.

Sin embargo, algunos fotógrafos calificados como New American ColorStephen Shore, Richard MischachJoel SternfeldJoel Meyerowitz– pronto se dieron cuenta de que esa visión academicista y conservadora de la fotografía no tenía sentido ni lugar en el incipiente auge de la publicidad, los televisores y un mundo saturado de imágenes que aparecían ante sus ojos, precisamente, saturadas a color.

Eggleston fue el padre de todos ellos. Sus colores recreaban una realidad en apariencia casual e insignificante, pero revelaban las ocultas grietas que se escondían tras los objetos.

A pesar de la importancia del color, Eggleston declaraba que no se debía ver este como la esencia de sus fotografías, sino uno de los múltiples puntos de apoyo en los que el espectador puede situarse a la hora de leer una instantánea. 

A principios del siglo XXI, el escepticismo que había recibido inicialmente el trabajo de Eggleston se había disipado en gran medida, y la retrospectiva William Eggleston: Cámara democrática, fotografías y videos, 1961-2008 , que se originó en 2008 en el Museo Whitney de Arte Americano ,  consolidó su reputación como un innovador experto. 

Por sus contribuciones a la fotografía, Eggleston recibió el Premio Internacional de Fotografía de la Fundación Hasselblad en 1998 y un Sony World Photography Award en 2013.

El legado de Eggleston es inabarcable, fue un fotógrafo único (y un coleccionista compulsivo de cámaras) 😛 Tiene más de 300 Leicas…

Fuentes:

http://ojoacromatico.blogspot.com/2016/07/william-eggleston-la-rebelion-del-color.html

https://www.britannica.com/technology/photography

www.lemiaunoir.com/william-eggleston-fotografo-revoluciono-la-fotografia-color