Ana Mendieta

«Mi arte es la forma de restablecer los vínculos que me unen al universo» Ana Mendieta (Cuba 1948 – EE.UU. 1985)

Ana Mendieta nació en La Habana (Cuba) en 1948, era hija de una importante familia con movilidad social y con sólo doce años huyó del régimen político de Fidel Castro con su hermana y sus padres hacia Estados Unidos. 

Aunque estuvo en la conocida «Operación Peter Pan” (una maniobra coordinada entre el Gobierno de los Estados Unidos, la Iglesia católica y los cubanos exiliados, diseñada para transportar a los niños de padres cubanos que temían la ideología comunista del gobierno cubano), Mendieta y su hermana Raquel pasaron las primeras semanas en un campo de refugiados antes de trasladarse a varias instituciones en Iowa (EE.UU)

A los 18 años volvió a estar con su madre y su hermano menor. Su padre sólo se reunió con ellos cuando ella tenía 31 años y pasó más de 18 años en una prisión política en Cuba, donde fue acusado de participar en la invasión de Bahía de Cochinos. 

Toda esta reestructuración familiar, la nueva adaptación de lo que entendemos como hogar, y varios traumas sufridos con estos hechos, hicieron que Ana desarrollara una visión sobre el cuerpo humano, más específicamente, su propio cuerpo; principal instrumento de su obra.

Ana Mendieta, Facial Hair Transplant, 1972

La artista estudió en la Universidad de Iowa donde obtuvo una licenciatura y una maestría en pintura y luego se especializó bajo la supervisión del aclamado artista Hans Breder. 

Durante toda su carrera ha creado obras en Cuba, México, Italia y Estados Unidos. Su trabajo es autobiográfico y se centra en temas que incluyen el feminismo, la violencia, la vida, la muerte, el lugar y la pertenencia. 

Las primeras performances de esta artista se gestan durante su etapa de formación universitaria en Iowa, hacia la segunda mitad de la década de los 70. 

En aquel momento su obra es interactiva con el paisaje natural y urbano, experimental y mucho menos exigente con la permanencia física. Desde los inicios de su actividad artística, el cuerpo tiene una presencia destacada en la obra de Ana Mendieta: constituye su tema y su obsesión. La artista se siente atraída en particular por el cuerpo de la mujer, que para ella es el sujeto pasivo de la violencia, el erotismo y la muerte, y a la vez es el instrumento y el material para la producción de arte. 

Ana Mendieta, Glass on Body Imprints, 1972

De acuerdo con esta premisa, su propio cuerpo se convierte en eje de sus performances, acciones que parten de la misma idea del cuerpo femenino como víctima del crimen y la violación, pero también como lugar sagrado. En este sentido, las performances de Ana Mendieta son auténticos rituales de purificación, donde la sangre, con sus connotaciones mágicas y sus claras alusiones al sacrificio, asume un protagonismo inquietante. 

En Death of a Chicken (Iowa, 1972), la artista, completamente desnuda, decapita un pollo y lo deja desangrarse a la altura de su pubis. Sin duda, la fascinación de Mendieta por la leyendas y prácticas religiosas afrocubanas que conociera en la infancia se refleja en esta faceta de su obra.

Death of a Chicken (Iowa, 1972)

Rape Scene (Iowa, 1973) Recreación del escenario de una violación y un crimen

Ana Mendieta

Esta otra acción se llama de forma cristalina “Señal de sangre / Huellas del cuerpo” y en un minuto, Mendieta, vestida de calle, se sitúa frente a una pared en blanco y con gesto de sacrificio (puede que hasta crucifixión), deja la sangre en el muro y se va. Un acto simple y directo. La performance da como resultado una pintura en su definición más tradicional: color sobre un soporte. Solo que en este caso el pigmento es la sangre.

Ana Mendieta, Señal de sangre, 1974

En sus acciones grabadas en video, Mendieta usa su cuerpo como herramienta. Y deja siempre huellas de su paso por el mundo, de su importancia. Restos suyos, rastros de que la artista existió.

Aquí las huellas simbolizan sus propias heridas (aunque la sangre era de animal, recordemos el interés de la artista por la santería y otros rituales en los que no faltaba la sangre). Los restos de sangre dibujan el movimiento de arrodillarse la artista, pudiendo aludir a la humillación, o al agotamiento.

En la serie Silueta (1973-1980) la artista crea siluetas (la suya propia) en la naturaleza, el barro, la arena y el pasto, con materiales naturales extraídos de hojas, ramas y sangre, haciendo impresiones con su cuerpo y creando esas siluetas efímeras. 

Ana Mendieta, Siluetas (1973-1980)

En estas nuevas manifestaciones, la artista traslada su ámbito de trabajo a la naturaleza, eliminándose ella misma como objeto material de su arte. A partir de ese momento ya no le interesa tanto su propio cuerpo como la huella que deja ese cuerpo. 

Inicia así un período de intensa relación con los cuatro elementos básicos de la existencia orgánica: la tierra, el fuego, el aire y el agua. Mediante las Siluetas, la artista juega con la dialéctica presencia-ausencia. La pisada, los contornos de un cuerpo realizados con ceniza, velas, flores, nieve o tierra aluden constantemente a las relaciones entre la muerte y la resurrección. Se trata de un retorno de la artista a la tierra, de metáforas que explican el regreso al útero (la madre que se quedó en Cuba), de un enterrarse en la tumba (muerte), de la regeneración de la vida (la silueta del cuerpo dibujada con flores), y en definitiva, de la libertad. En 1981, la artista afirmó: 

“He creado un diálogo entre el paisaje y el cuerpo femenino (a partir de mi propia silueta). Creo que fue consecuencia directa de la patria atormentada (Cuba) durante mi adolescencia. Me abruma la sensación de haber sido ascendido desde el útero (de la naturaleza) para luchar. Mi arte es la forma en que restablezco los huesos que me unen con el universo. Es el regreso a la demanda material”.

En 1978, Ana Mendieta se unió a Artists In Residence Inc (AIR Gallery) en Nueva York, donde fue la primera mujer establecida en una galería en Estados Unidos. Este logro le dio a Mendieta la oportunidad de trabajar con otras artistas femeninas en la vanguardia de la era del movimiento feminista. 

Al mismo tiempo, la artista también participó activamente en la administración del grupo AIR y en una declaración sin precedentes dijo que “es crucial para mí ser parte de todas mis obras de arte. Como resultado de mi participación, mi visión se vuelve realidad y parte de mis experiencias”.

Ana Mendieta

Ana Mendieta en AIR Gallery, 1977-1982

Durante su residencia en Roma, Mendieta comenzó a crear “objetos” de arte, incluidos dibujos y esculturas. Continuó utilizando elementos naturales en su trabajo. En 1983, Mendieta ganó el Premio de Roma de la Academia Americana de Roma. En 2009, Mendieta recibió el premio Lifetime Achievement Award de la Fundación Cintas. Ana Mendieta está actualmente representada por Galeria Lelong en Nueva York y Galeria Alison Jacques en Londres.

En la galería, conoció a su futuro esposo, Carl Andre, donde tenía una obra titulada «¿Cómo afectan las prácticas artísticas de una mujer a las actitudes sociales artísticas de los hombres?» . Su renuncia en 1982 se atribuyó a una disputa instigada por Andre sobre una obra de arte colaborativa que la pareja había presentado. 

En la madrugada del 8 de septiembre de 1985, Ana Mendieta y su marido Carl Andre discutieron violentamente en su domicilio neoyorquino. Llevaban 8 meses viviendo en ese apartamento en un 34º piso y las discusiones eran habituales, pero esa noche alguien vio el cuerpo de Mendieta precipitarse al vacío. Falleció al instante, tenía 36 años.

Carl Andre llamó al teléfono de emergencias y dijo: “Mi esposa es artista, y yo soy artista, y tuvimos una pelea sobre el hecho de que yo estaba más expuesto al público que ella. Y ella fue al dormitorio, y yo fui tras ella, y ella saltó por la ventana”.

Cuando la policía llegó al lugar, Carl Andre tenía arañazos en la cara. Fue acusado de asesinato y sometido a un juicio que duraría tres años. El mundo del arte en bloque apoyó al escultor. Al final el veredicto fue: “no culpable”.

Andre se libró por la duda razonable, pero muchos dudaron de su inocencia. Era improbable que una Mendieta se suicidara a las puertas de su inminente éxito. La defensa de Andre centró su estrategia en vender el supuesto carácter inestable de Mendieta: mujer, latina, artista, una loca desnuda cubierta de barro y sangre…

En 2010 se presentó en la Universidad de Nueva York un simposio llamado “¿Dónde está Ana Mendieta” para conmemorar el 25 aniversario de su muerte. En mayo de 2014, el grupo de protesta femenino “No Wave Performance Task Force” realizó una protesta frente a la retrospectiva de Carl Andre de la DIA Art Foundation . El grupo depositó litros de sangre e intestinos de animales frente al establecimiento, con frases como “Ojalá Ana Mendieta siguiera viva”

En marzo de 2015, el mismo grupo viajó a Beacon, todavía dentro del estado de Nueva York y continuó protestando creando cierto revuelo, creando siluetas en la nieve frente a las entradas del museo y en su propia galería, tintando la nieve con pimentón, purpurina y sangre falsa.

Sería imposible hablar de historia feminista y no mencionar a Ana Mendieta. Su temprana muerte y el carácter efímero de sus creaciones han contribuido a que su obra, poética y crítica al mismo tiempo, se conozca de un modo insuficiente en la actualidad.