Cristina García Rodero
«Traté de fotografiar el alma misteriosa, verdadera y mágica de la España popular en toda su pasión, amor, humor, ternura, rabia, dolor, en toda su verdad, y los momentos más intensos e intensos en la vida de estos personajes, como tan simples como irresistibles, con toda su fuerza interior»
Cristina García Rodero
Cristina García Rodero es la primera fotógrafa española miembro de la prestigiosa agencia Magnum. Y la cuarta mujer fotógrafa en entrar en la agencia (las otras tres son Martine Franck, Lise Sarfati y Susan Meiselas). Tras Cristina, otras dos fotógrafas españolas la acompañan en Magnum: Cristina de Middel y Lúa Ribeira.
García Rodero es la fotógrafa del folclore y los festivales tradicionales de la España del siglo XX y uno de los máximos exponentes del documentalismo español.
La obra de Cristina García Rodero manifiesta un hondo interés por el comportamiento humano y las dualidades y contradicciones de la existencia: religioso-pagano, natural-sobrenatural, vida-muerte, placer-dolor, guerra-paz…
Su mirada indaga sobre las tradiciones y ritos que han sobrevivido durante siglos y las nuevas creencias y manifestaciones, fruto de los cambios económicos y políticos, de las necesidades actuales y los conflictos sociales.
LAS CLAVES DE LA OBRA DE CRISTINA GARCÍA RODERO
La obra de García Rodero goza del valor documental y periodístico propios de una reportera que se ha dejado la piel y los negativos en conseguir las mejores imágenes posibles en situaciones incontrobles.
1.Más emoción y menos espectáculo: Rodero bucea entre las situaciones y las personas en busca de la mejor fotografía posible, disparando mucho, manejando la casualidad como elemento estético.
2. Muchos disparos, pocas fotografías: La obra de los fotorreporteros y fotoperiodistas que heredan la tradición clásica de Magnum entienden que para llegar a un buen puñado de fotografías es imprescindible disparar y moverse mucho.
3. Humanismo sincero: La fotografía de García Rodero gira en torno al ser humano de una manera sincera y cercana, antropológica, registrando momentos, lugares y costumbres que muestran el lado más auténtico de sus protagonistas.
4.Fotografía intemporal: La España de García Rodero, la que le ha otorgado el reconocimiento que ostenta, es una España casi medieval anclada en el tiempo y atemporal que despierta mucho interés a nivel internacional.
PRIMEROS AÑOS
Cristina García Rodero nació en Puerto Llano (Ciudad Real) el 14 de octubre de 1949 en una familia numerosa. Tiene seis hermanos.
Si bien no era buena en matemáticas, desde bien pequeña destacó en danza, pintura y dibujo. A los 16 años se compró su primera cámara de fotos, en Ceuta.
«Aquello me interesaba. Recuerdo mi primer reportaje, en Puertollano. Se llamaba ‘El día del voto», recuerda. «Yo creo que empecé a fijarme en la fotografía por aquellas revistas de moda francesas, como Marie Claire, Elle… que llegaban al Puertollano de los años 50, donde no había nada. Me llamaba mucho la atención la hermosura de aquellas imágenes».
A los 19 años (en 1968) empezó a estudiar Bellas Artes en la Universidad Complutense. El famoso pintor Antonio López fue su primer profesor.
A los 20 años se compró una réflex y descubrió el laboratorio. Todo se debió a la influencia de un compañero del colegio mayor que le animaba tanto a ella como a su hermana (también pintora y fotógrafa) a presentarse a concursos.
«Con los pequeños premios que ganábamos, íbamos comprando objetivos».
A los 23 años (en 1973) consiguió una beca: la que ofrecía la Fundación March, para reflejar en fotos las fiestas de los pueblos de España. Lo logró gracias a la insistencia de su novio de juventud y de una amiga que le insistieron para que se presentara, pues ella no se creía lo suficientemente buena. «Ya me presentaré el año que viene», les decía.
Ganar aquella beca supuso empezar a trabajar en su gran proyecto que le ha dado fama internacional: ‘España Oculta’, que se convertiría en un libro 15 años después.
Con aquel dinero de la beca empezó a recorrer España, de pueblo en pueblo. Los primeros ocho años en autobús, pues no tenía carné de conducir. Y a partir de 1981 con su propio coche, lo que le facilitó mucho la labor logística…
«En 1981, con una beca del Ministerio de Cultura, me pude comprar medio coche, un Simca 1200 blanco. Me compré ese modelo porque podía abatir el asiento y poner un colchón de gomaespuma para dormir en él. No es fácil encontrar en zonas muy pobres hotel o pensión para dormir. Con él, pude llegar a hacer 113 reportajes en un año, antes hacía 50 por año. Tenía el sueño de hacer mi libro. No era un libro de encargo. Era la obra que yo tenía que tener, igual que un pintor tiene que tener su obra, o un escritor, libros. Surgió en Florencia, de la añoranza de España, de la tristeza y soledad que tuve allí.Estaba con una beca, sola y no en muy buenas condiciones. Quería dar una visión de España, luego esa visión se concentró en las fiestas. Para el libro he llegado a tener 130.000 fotogramas (no fotos) en blanco y negro y algo más de 100.000 diapositivas en color. Tenía que elegir una foto entre mil. Decir sí a una y no a 999 fotografías, era tremendo. Me acordaba de la gente, de la situación tan bonita en que se había producido tal o cual fotografía y me dolía el corazón. Tenían que quedar 86 fotos; al final, en el libro van 126. ¡Era mi libro!».
En algunos pueblos era la primera fotógrafa en llegar. Eso, unido a que era mujer y menuda, le ayudó a que los fotografiados confiaran en ella y se dejaran fotografiar.
«Es la buena relación que se crea con la gente lo que me posibilita hacer las fotografías. Si yo no tuviera la relación que tengo con la gente, el juego que se crea, la complacencia, no podría hacer las fotografías».
Pero no todo fue fácil.
«He viajado en todo tipo de medios. Trenes, autocares o el frío que pasas, el tiempo que pierdes. Cuando sales de viaje, te puedes encontrar con mucho fracaso. A veces, vas a una romería que te han dicho que es muy buena y vas llena de ilusión pero luego se puede convertir en una jornada frustrante porque el mayordomo está de luto y ese año no la celebran o no han tenido dinero para hacerla o ha sido una romería muy interesante en el pasado, pero no lo es en la actualidad. Mil cosas».
Era una época en la que, por supuesto, no había Internet. Obtenía la información a cuentagotas. Llamando a los párrocos de las iglesias, a las tabernas… y como última opción a los cuarteles de la Guardia Civil de las localidades que se disponía a visitar, para saber las fechas, horas y lugares exactos en los que se debía acudir cámara en mano.
Y allí que se presentaba como “forastera”, en los pueblos de una España en la que que una mujer llegara a un bar de un pueblo preguntando por las fiestas suponía ser tachada de chica fácil, como nos contaba. Se las ingeniaba para dormir en casas de vecinos, pues en muchos pueblos no había siquiera hostales. Y se metía en el epicentro de las fiestas, procesiones y corridas de toros.
ESPAÑA OCULTA
En 1989, a sus 40 años, publicó su libro más famoso, en el que llevaba 15 años trabajando: ‘España Oculta’. En él retrata “un país que salía de 40 años de oscuridad y que cambiaba muy muy rápido para bien”.
Ganó el premio al libro del año en el Festival de Fotografía de Arlés, ganando ese mismo año el prestigioso premio de la Fundación Eugene Smith de Nueva York.
En 1990, con 41 años, Rodero fue elegida por la revista Life como uno de los 121 mejores fotógrafos del mundo.
En 1991, expuso en el Internacional Center of Photography de Nueva York, junto a Cristóbal Hara, Fernando Herraez, Koldo Chamorro y Ramón Zabalza. En una exposición llamada ‘Vanishing Spain’ (La España que desaparece) y que exploraba el movimiento hacia el futuro de las tradiciones enraizadas en el pasado a través del trabajo de quince fotógrafos que viajaron por toda España para fotografiar rituales y costumbres ancestrales.
En 1992, con 43 años, publicó su libro ‘Fiestas y Ritos’, con 117 fotografías de las fiestas más populares de las ciudades y pueblos españoles. En 1996, fue Premio Nacional de fotografía.
En 1997, empezó a fotografiar Cuba y Haití. “Por las limitaciones idiomáticas y mis intereses acabé en América Latina, en el Caribe”. De Cuba todavía no ha publicado ningún libro, pero sí de Haití, adonde viajó en numerosas ocasiones durante cuatro años.
Fue contratada tanto por la UNESCO como por Médicos sin Fronteras para hacer los registros fotográficos de sus actividades en distintas zonas del mundo, y de ahí surgen sus incursiones a Bosnia y Sarajevo.
En 1999, con 50 años, viajó a la guerra de Kosovo con el fotoperiodista de guerra Gervasio Sánchez.
En el año 2009 entró en la agencia Magnum por mayoría secreta. Nunca antes un español lo había logrado, es la primera española de Magnum.
“Me ha encantado que me hayan aceptado, primero por ser mujer, segundo por la edad que tengo y tercero por entender mi fotografía, que es la fotografía de lo cotidiano.
En 2013, con 64 años, fue elegida como la cuarta mujer académica de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en la que se formó de joven. Fue propuesta por el fotógrafo vitoriano, Alberto Schommer.
En 2014, con 65 años, viajó a la India a fotografiar la labor de la Fundación San Vicente Ferrer, que se expuso en Madrid en Caixa Forum en primavera de 2017. También se expuso en India y en Moscú.
PROYECTOS RECIENTES
Desde hace ya bastantes años, está trabajando en un amplio monográfico titulado ‘Entre el cielo y la tierra’, basado en el registro de festivales, de música, de sexo y de erotismo. Sitios para divertirse, mostrarse o amarse.
Como ella misma dice, en este sentido ha realizado multitud de fotografías, desde los hippies en Texas, al Love Parade de Berlin, empezando a trabajar por el sur de Francia, luego por el centro, y de allí a América, al Caribe, a diferentes países, a Haití.
Es una mujer entrañable. Se autodefine como “perfeccionista, puntillosa, intuitiva, muy seria con el trabajo, torpe y algo lenta”.
Actualmente, imparte charlas y cursos de fotografía allí donde se le contrate.
MUSEO MUNICIPAL «CRISTINA GARCÍA RODERO»
En septiembre de 2018 se inauguró en su localidad natal (Puertollano) un museo municipal que lleva su nombre, el único de todo el mundo dedicado a la artista.
El Museo Municipal ‘Cristina García Rodero’ se inauguró con la exposición ‘Rituales en Haití’. Tiene una sala con su obra permanente y acoge exposiciones temporales con los diferentes trabajos desarrollados por la fotógrafa en las últimas cuatro décadas. Además de exposiciones individuales de fotografías de García Rodero, también acoge muestras coprotagonizadas junto a otros fotógrafos.
Fuente: https://fotogasteiz.com/blog/fotografos/cristina-garcia-rodero-vida-obra-biografia/